muchas personas confunden conocimiento con sabiduría porque están íntimamente relacionados, y esto es desafortunado porque son muy diferentes de una manera importante. El conocimiento es la acumulación de hechos e información. La sabiduría es la síntesis del conocimiento y las experiencias en ideas que profundizan la comprensión de las relaciones y el significado de la vida. En otras palabras, el conocimiento es una herramienta, y la sabiduría es el arte en el que se utiliza la herramienta.,
si uno entiende esta diferencia, también apreciará por qué es vital distinguir adecuadamente entre los dos. Con el Internet, ahora es relativamente fácil para una persona razonablemente diligente para llegar a ser rápidamente bien informado en prácticamente cualquier campo de su elección. Estamos literalmente inundados en un mar de información! Pero tener un martillo y saber cómo usarlo son dos proposiciones completamente diferentes. Un martillo es amoral. Si se usa para bien o para mal depende completamente del portador., Tristemente, la historia es un largo registro de los daños causados por personas conocedoras y bien intencionadas que carecían de sabiduría.
en contraste con el conocimiento, la sabiduría generalmente se considera moralmente buena. ¿Por qué es este el caso? Albert Einstein dijo una vez: «la sabiduría no es un producto de la educación, sino del intento de toda la vida de adquirirla.»Tal proceso es largo y arduo, lo que enseña al perseguidor paciencia y humildad. Rara vez es una persona sin cambios por tal prueba., Cuando uno finalmente descubre una conexión o percepción que él o ella cree que es una ‘verdad’ universalmente aplicable, a menudo inspira asombro similar a una experiencia espiritual.
‘El conocimiento viene, pero la sabiduría persiste’, escribió Alfred, Lord Tennyson. Las verdades permanecen con una persona por el resto de su vida, coloreando todos los pensamientos y acciones posteriores. La sabiduría no requiere ninguna ley o amenaza de castigo para garantizar su cumplimiento. El practicante típicamente siente una fuerte compulsión de obedecer sus propias creencias., Los sabios todavía pueden caer presa de indiscreciones y comportamientos morales cuestionables–siendo de carne y hueso como todos nosotros–sin embargo, si uno rastrea tales estadísticas, las probabilidades de tales fallas son probablemente muy pequeñas en comparación con la población en general.
La Sociedad estima a los sabios por su virtuosismo y por su rareza. Los expertos en la materia son miles, pero los sabios solo pueden ser decenas o cientos. Y la historia registra sus nombres y logros para la posteridad.