macrosomía
El crecimiento fetal excesivo (macrosomía, siendo grande para la edad gestacional) se encuentra en 9% a 13% de todos los partos y puede conducir a complicaciones significativas en el período perinatal (Gregory et al, 1998; Wollschlaeger et al, 1999). Los factores maternos asociados con la macrosomía durante el embarazo incluyen el aumento de la paridad, la mayor edad materna y la altura materna., Además, se ha encontrado que el parto previo de un bebé con macrosomía, el embarazo prolongado, la intolerancia materna a la glucosa, el alto peso u obesidad antes del embarazo y el gran aumento de peso durante el embarazo aumentan el riesgo de dar a luz a un bebé con macrosomía (Mocanu et al, 2000).
Las complicaciones maternas de la macrosomía incluyen morbilidades relacionadas con el trabajo de parto y el parto. El parto prolongado, la detención del parto y tasas más altas de cesárea e instrumentación durante el parto han sido reportados., Además, los riesgos de laceraciones y traumatismos maternos, desprendimiento tardío de la placenta y hemorragia posparto son mayores para la mujer que da a luz a un bebé con macrosomía (Lipscomb et al, 1995; Perlow et al, 1996). Las complicaciones del parto son más pronunciadas en mujeres primíparas que en mujeres multiparas (Mocanu et al, 2000). Las complicaciones neonatales de la macrosomía incluyen eventos traumáticos como distocia de hombro, parálisis del nervio braquial, trauma de nacimiento y asfixia perinatal asociada., Otras complicaciones para el neonato son niveles elevados de insulina y trastornos metabólicos, como hipoglucemia e hipocalcemia (Wollschlaeger et al, 1999). En un estudio poblacional grande en los Estados Unidos, se detectó macrosomía (definida como peso al nacer mayor de 4000 g) en 13% de los nacimientos. De estos, se observó distocia de hombro en 11% (Gregory et al, 1998).
La macrosomía a menudo no se detecta durante el embarazo y el parto. La estimación clínica del tamaño fetal es difícil y tiene tasas significativas de falsos positivos y falsos negativos., Las estimaciones ecográficas del peso fetal no siempre son precisas, y hay una amplia gama de estimaciones de sensibilidad para la detección ecográfica de macrosomía. Además, hay controversia sobre cómo definir la macrosomía y qué medición de ultrasonido es más sensible para predecir la macrosomía. Smith et al (1997) demostraron una relación lineal entre la circunferencia abdominal y el peso al nacer. Mostraron que las ecuaciones comúnmente utilizadas para el peso fetal estimado tienen una tasa de error mediana de 7%, con errores mayores observados con bebés más grandes., Utilizando curvas de características operativas del receptor para medir la precisión diagnóstica de la ecografía, O’Reilly-Green y Divon (1997) informaron tasas de sensibilidad y especificidad de 85% y 72%, respectivamente, para la estimación de peso al nacer superior a 4000 g. en su estudio, el valor predictivo positivo (es decir, un resultado positivo de la prueba representa un bebé verdaderamente macrosómico) fue de aproximadamente 49%., Chauhan et al (2000) encontraron menor sensibilidad para el uso de la medición por ultrasonido de la circunferencia abdominal y de la cabeza y la longitud del fémur (sensibilidad del 72%), similar a la sensibilidad de usar mediciones clínicas solas (73%). Otros investigadores han demostrado que la estimación clínica del peso fetal (43% de sensibilidad) tiene mayor sensibilidad y especificidad que la evaluación por ultrasonido para predecir la macrosomía (Gonen et al, 1996)., En un estudio retrospectivo, Jazayeri et al (1999) mostraron que la medición por ultrasonido de la circunferencia abdominal mayor de 35 cm predice macrosomía en el 93% de los casos y es superior a las mediciones del diámetro biparietal o del fémur. Otros investigadores han reportado que una circunferencia abdominal de más de 37 cm es un mejor predictor (al-Inany et al, 2001; Gilby et al, 2000).
numerosos investigadores también han cuestionado si el diagnóstico prenatal mejora los resultados del nacimiento en bebés macrosómicos., Los investigadores indican las bajas tasas de especificidad de las pruebas prenatales que dan lugar a altas tasas de resultados falsos positivos (Bryant y otros, 1998, O’Reilly-Green y Divon, 1997). La identificación prenatal de la macrosomía o posible macrosomía puede conducir a una mayor tasa de cesáreas realizadas en lactantes con peso normal al nacer (Gonen et al, 2000; Mocanu et al, 2000; Parry et al, 2000). La macrosomía es un factor de riesgo para la distocia de hombro, pero la mayoría de los casos de distocia de hombro y trauma de nacimiento ocurren en bebés con macrosomía (Gonen et al, 1996)., Un estudio retrospectivo de bebés que pesaban más de 4200 g al nacer mostró una tasa de cesárea de 52% en bebés que predijeron tener macrosomía por vía prenatal, en comparación con 30% en bebés sin dicha predicción prenatal. La predicción prenatal de macrosomía fetal también se asocia con una mayor incidencia de inducción fallida del parto y ninguna reducción en la tasa de distocia de hombro (Zamorski y Biggs, 2001)., Utilizando datos retrospectivos de un período de 12 años, Bryant et al (1998) estimaron que una política de cesárea de rutina para todos los bebés con un peso fetal estimado superior a 4500 g requeriría entre 155 y 588 cesáreas para prevenir un solo caso de parálisis del nervio braquial permanente.