hipertensión Portal y cirrosis: de conceptos evolutivos a mejores terapias
la hipertensión Portal, definida como un aumento del gradiente de presión entre el sistema venoso portal y las venas hepáticas, es una consecuencia importante de la progresión de la enfermedad hepática crónica, ya que da lugar a la mayoría de las complicaciones que conducen a la muerte o al listado para trasplante hepático en pacientes con cirrosis., El pronóstico de estos pacientes ha mejorado dramáticamente en las últimas tres décadas, como lo ilustra la observación de que las tasas de mortalidad a corto plazo después del sangrado variceal han disminuido del 50% en la década de 19801 a valores de ~10% en las series actuales2,3, lo que lleva a sugerir que una tasa de mortalidad superior al 20% debe considerarse excesiva en la actualidad.2, 3
esta marcada mejoría en el pronóstico refleja avances en el manejo que no habrían sido posibles sin una mejor comprensión de la patogénesis de la hipertensión portal., Al igual que con muchos conceptos en medicina, los avances en nuestro conocimiento de los mecanismos básicos subyacentes explican por qué nuestra visión sobre la patogénesis de la hipertensión portal ha evolucionado con el tiempo (Fig. 1).
la visión tradicional a principios del siglo 20 era que el hígado cirrótico duro» bloquea «el flujo sanguíneo portal, lo que conduce a la» congestión » del sistema portal,4 que se basó en los experimentos pioneros de perfusión hepática en Mayo Clinic por el futuro legendario cirujano plástico Archibald McIndoe.5 los resultados de los estudios de McIndoe refutaron la hipótesis de fin de siglo de Guido Banti de que el aumento del flujo portal provenía de un bazo enfermo, para el cual la cirrosis era un fenómeno secundario., La «congestión del Portal» implicaba un aumento de la presión con un flujo lento y disminuido. En consecuencia, la terapia se basó en la creación de derivaciones quirúrgicas que pudieran derivar el hígado cirrótico, o en terapias locales dirigidas a detener mecánicamente el sangrado variceal mediante un taponamiento con balón o en erradicar las várices mediante escleroterapia endoscópica por inyección; la ascitis se alivió mediante paracentesis (Fig. 1A). Esta era la situación en 1981 en el momento de la publicación del documento de Referencia de Graham y Smith,1 que reportó una tasa de mortalidad del 50% en el sangrado variceal.,
este concepto fue desafiado principalmente a través de una serie de estudios clínicos y traslacionales de Roberto Groszmann y collages6, 7 indicando que en lugar de estar «congestionada», la circulación portal era en realidad «hiperdinámica» en cirrosis avanzada, concepto que implicaba un aumento del flujo sanguíneo y un acortamiento del tiempo de tránsito en la circulación portal causado por la vasodilatación esplácnica., Muchos estudios posteriores analizaron los mecanismos moleculares involucrados en esta circulación esplácnica hiperdinámica y determinaron su papel en la determinación de un aumento del índice cardíaco y una disminución de la resistencia periférica que conduce a la «hipovolemia efectiva» (o reducción del volumen sanguíneo central) que a su vez juega un papel central en el agravamiento de la retención de sodio y la causa de la disfunción renal en pacientes con ascitis.
Fig.,2 ilustra un momento clave en la historia de la hipertensión portal moderna, cuando el concepto de la circulación portal hiperdinámica planteado por los estudios experimentales de Groszmann6, 7 inspiró a Didier Lebrec a proponer la administración continuada de propranolol para el tratamiento farmacológico a largo plazo de la hipertensión portal,8 que fue otro descubrimiento de referencia de la hepatología moderna en el que pude contribuir desde el principio., El hecho de que el propranolol siga siendo el pilar en el tratamiento de la hipertensión portal, más de 35 años después de su introducción9,10, ilustra la importancia, relevancia y presciencia de la contribución de Lebrec. La misma lógica se aplica a la introducción de fármacos vasoactivos intravenosos (vasopresina, somatostatina y sus derivados de acción prolongada terlipresina y octreotida)11, 12 en el tratamiento del sangrado variceal agudo (Fig. 1B)., Estos tratamientos se combinaron con terapias endoscópicas más avanzadas, como la ligadura de banda endoscópica13,el uso prudente de transfusiones sanguíneas14 y la terapia antibiótica profiláctica de amplio espectro, que en conjunto son responsables de reducir la mortalidad por sangrado variceal agudo a los valores actuales.9